De acuerdo con el primer informe “Índice de Políticas PYME” de la OCDE, en la región de América Latina y el Caribe las PYMEs representan el 60% del empleo productivo formal en la región, pero en contraste son responsables de sólo una cuarta parte del valor total de la producción. Cifra que refleja la importancia del ecosistema PYME a nivel regional y la preocupación sobre el bajo aporte al Producto Interno Bruto (PIB).

Por otra parte, es un hecho que el mercado empresarial es muy dinámico, con altas cifras tanto de creación de nuevas empresas como el cierre de éstas. De acuerdo con el análisis que realizó la Fundación Universitaria San Martín, más del 50% de las empresas, especialmente las pequeñas, fracasan en sus primeros cinco años de vida y entre el 20% y 30% cierran en su primer año. El 40% de los emprendimientos dirigidos por personas naturales, cierran antes de cumplir un año de funcionamiento. Carlos León, director del Programa de Contaduría Pública y el grupo investigador de la FUSM precisa: “Algunas de las causas por las cuales las Pymes cierran son por mala gestión de recursos económicos y de personal. Por desgracia, tienen poco conocimiento de su sector y están desactualizados especialmente en innovación”.

¿Qué acciones pueden tomar las Pymes para cambiar esta tendencia?, A la luz de las diferentes perspectivas expuestas, se precisa importante que las Pymes puedan aprender de las experiencias y casos vividos de otras, por ello se exponen las debilidades más comunes que viven las Pymes, con el fin de que las personas puedan mejorar los tiempos de vida de sus emprendimientos.

A continuación, se recapitulará los errores más comunes que se comenten en una Pyme, con el fin de que puedan ser evitados:

– Inexperiencia del Emprendedor

Hay casos en los que el emprendimiento llega a darse en un sector o tipo de negocio desconocido por el emprendedor, en el cuál ha tenido cero o poca experiencia, ignorando factores claves que pueden llegar a ser cruciales en el desarrollo de su propósito. La investigación y asesoramiento sobre el sector mitigará el riesgo de emprender, incluso emplearse por un periodo en el sector no es una idea descabellada para lograr adquirir un conocimiento previo y hacer mejor las cosas que la competencia.

– Falta de Planificación

Comenzar a dirigir un negocio sin un plan no es recomendable. Vivir el día a día sin metas medibles, ni indicadores claros de progreso, respondiendo solo a lo que se presenta en el momento es un desatino. Para corregir esto, define un objetivo principal, mencionando metas posibles, bajo una estructura de desarrollo, es decir un plan de acción, todo ello plasmado en un documento que pueda ser interiorizado, analizado y aplicado por los integrantes del equipo.

– Tratar de hacerlo todo

Uno de los errores más comunes que se pueden llegar a presentar, es que el emprendedor quiera hacerlo todo él mismo. Puede verse que el emprendedor no cuente con los debidos conocimientos para efectuar las actividades, o llegar a tenerlos careciendo del tiempo que merece el desarrollo de cada acción. Evalúa las áreas en las que necesitas asesoría, apoyo directo o tercerizado. 

– Desconocer de finanzas y temas tributarios

El emprendedor no requiere contar con conocimientos avanzados, pero si hace la diferencia contar con un manejo básico, con el fin de que la comunicación con el contador pueda ser efectiva, y además comprender los impactos positivos o negativos de la normatividad legal y tributaria. La asesoría del contador y el conocimiento de los tributos aplicables ayudarán a tomar las mejores decisiones y evitar multas a futuro.

– Claridad del negocio

Sin dejar a un lado el pensamiento de que los negocios deben ser flexibles, es valioso contar desde un principio con una coherencia entre la razón del negocio, la comunicación y la cultura organizacional.

– Tomar decisiones bajo presión

En algunas ocasiones se pueden llegar a tomar decisiones no tan favorables, presionados por el afán de abrir e iniciar labores. En los negocios toda situación u oportunidad debe ser debidamente evaluada y sin prisa, tomándose el tiempo de ver las diferentes perspectivas en el actuar.

– Implementación de cambios

Los directivos de una pyme usualmente tienen claro los cambios que deben tomar para mejorar en el negocio, básicamente las propuestas o ideas no son el problema, el inconveniente se ve cuando no existe una gestión del cambio que permita materializar las ideas, pues toda transformación comienza luchando contra la corriente, y por ello el seguimiento se deja a un lado en los pocos casos donde se asigna un responsable.

Otro error común es no escuchar las ideas del personal. Ellos pueden ver el negocio desde otra perspectiva, aportando ideas positivas, ya sea por la experiencia, el conocimiento o el rol que estén ejecutando.

– Descuidar la economía del negocio

Si te encuentras al frente de tu propio negocio, es sano el hecho de hacer seguimiento a sus finanzas, más exactamente a los ingresos y egresos, para que puedas tener un mayor control e incluso anticiparte a los problemas. Lleva el registro de entradas y salidas, realiza una proyección de flujo de efectivo y sé muy conservador con la solicitud de créditos.

– Ausencia de controles

Cuando se carece de un control se desconoce lo que sucede en un negocio, sobre todo en los objetivos trazados. Sin la debida revisión no se podrá apreciar el avance que se esté logrando.

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